martes, 8 de abril de 2014

Y por fin... ¡Londres!

A finales de febrero, hicimos nuestro esperadísimo viaje a Londres. Fueron tres días muy intensos, no sólo por estar en la capital británica, sino también porque intimamos mucho con más de los 15 nuevos estudiantes internacionales con los que organizamos el viaje.

Después de mucho buscar precios, encontramos un billete de tren barato para la ida, y, para la vuelta, cogimos el Megabus, que hace viajes de larga distancia a precios ridículamente baratos. La vuelta se nos hizo pesada, sí, unas 6 horas de viaje un domingo por la noche, después de 3 días pateándonos una ciudad enorme, pero valió la pena. 

Llegamos un jueves por la noche, y nos hospedamos en un hostal cerca de Hyde Park. Nos dividimos en tres habitaciones diferentes, de entre cinco y seis personas cada una, y nos fuimos a dormir. ¡Al día siguiente nos esperaba un laaargo día!

Empezamos el viernes pasando por el Hyde Park, cerca del hostal, y tomando algunas fotografías, dirección al Buckingham Palace, donde esperábamos llegar para el cambio de guardia.

Foto de Alfonso
Foto de Alfonso
El Hyde Park es famoso por ser uno de los parques más grandes en Londres y su aparición en la película de "Finding Neverland". Una vez atravesado el parque, llegamos al Buckingham Palace. Quedaba una media hora para el famoso cambio de guardia, pero aquello ya estaba atestado. La verdad es que, como leí en muchas guías de viaje, sí, es un evento algo aburrido que, al estar tan lleno de gente, pierde la gracia, ya que difícilmente puedes verlo todo. Aún y así, me encantó ver los uniformados cabalgantes dirigiéndose a la entrada.
Foto de Alfonso
Foto de Alfonso









Foto de Alfonso

Foto de Alfonso
Las tres Marías, frente al Buckingham
Después del cambio de guardia, vimos el Piccadilly, Trafalgar Square, Leicester Square y Convent Garden. Delante del museo nacional, no sabemos aún por qué, había un gigante pollo azul que, como es de imaginar, nos hizo bastante gracia.



Foto de Alfonso


Foto de Alfonso
En el Convent Garden había un montón de tiendas, muchas más de las que imaginaba. En la entrada, cuatro figuras con las letras mayúsculas de "LOVE" te invitaban a comprar un candado para sellar tu amor en las letras. El dinero de los candados iría destinado a la beneficiencia. Como relaciones públicas, qué queréis que os diga, me pareció una manera original de sacarle jugo a la moda Moccia.

Foto de Alfonso
TENÍAMOS que hacerlo...
Después de un largo paseo entre tiendas, nos dirigimos a Westminster. El día empezaba a cambiar, hacía mucho más frío y empezó a lloviznar. Sin embargo, conseguí sacarme, cual mainstream, la foto al lado del Big Ben :)
Foto de Alfonso
Decidimos ir al servicio de Westminster Abbey, y fue precioso. No tengo fotos de su interior, porque sí, me parecía feo hacer fotos en plena misa, pero os puedo decir que era precioso. Además, la misa era toda interpretada por la coral de la catedral.

Foto de Alfonso
Foto de Alfonso 
El día siguiente, seguía la aventura. Empezamos la mañana con el Camden Market, un clásico londinense que me moría de ganas de ver. A pesar de que estuvimos más tiempo de lo previsto, todos nos quedamos con ganas de perdernos por aquel caos mercantil durante algunas horas más. Sin embargo, preferíamos visitar más rincones de la inmensa capital. 

El Camden Market tiene un estilo de lo más singular. En cierto modo, me recordó a la zona super turística y llena de recreativos que rodea las Niagara Falls de Canadá, pero en pequeñito. Si habéis estado en ambos sitios quizás no encontréis ninguna similitud, pero a mí, las figuras y colorines de las fachadas de las tiendas, me recordó a ese rincón de Canadá durante unos instantes, sí. Aprovechamos pues, la mañana para comprar souvenirs sobre todo, y, antes de la hora de comer, nos dirigimos a la siguiente parte parada: la biblioteca.
Foto de Alfonso



Foto de Alfonso
Aprovechando al máximo el billete de metro que habíamos cogido sólo para ese día (sé que todo el mundo lo dice pero, ¡QUÉ CARO ES LONDRES!), pasamos por la estación de tren donde está el famoso andén 9 y 3/4. Nos queríamos hacer una foto atravesando el muro, pero la cola para hacerse la foto era larguísima... 

La estación, sin embargo, me gustó muchísimo. Había una gigantesca estatua de una pareja despidiéndose y, a pie de ésta, un conjunto de figuras que relataban diversas historias surgidas, o quizás acabadas, en viajes en tren.

Foto de Alfonso
Foto de Alfonso



En la biblioteca no estuvimos mucho tiempo. Sólo dimos una vuelta, pero no pudimos entrar a la zona de estudio, donde los libros estaban, obviamente, porque sólo íbamos a turistear y estaba prohibida la entrada, para que no molestáramos a los que habían ido a hincar los codos. Por casualidad, ese día hacían un espectáculo para niños sordo-mudos. La verdad es que estaba muy bien. El intérprete explicaba a los niños con lenguaje de signos, y una mujer con un micrófono, entre el público, explicaba al resto de gente lo que el intérprete relataba a los niños.


Foto de Alfonso
Después de comer algo barato y medianamente rápido, nos dirigmos a London City. Blanca había hecho un tour de arte alternativo un par de semanas antes, y, a diferencia de mí, tiene un gran sentido de la orientación, así que nos pudo enseñar algunas de las cosas que había visto. El barrio en el que estábamos, había sido poblado por muchos tipos de gente diferente. Franceses, protestantes, judíos... Para ser mayormente habitado por población hindú hoy en día, por lo que muchos de los nombres de las calles están en su idioma también, a parte de en inglés.

Foto de Alfonso

Foto de Alfonso

Foto de Alfonso
Foto de Alfonso






 

 

Foto de Alfonso
Obviamente, esa fue mi parte favorita del viaje. El arte urbano estaba en todas partes, y era inteligente, colorido y divertido. Después del recorrido, nos dividimos. La mayor parte del grupo se fue a ver museos, pero Blanca, Júlia y yo, fuimos al Tower Bridge pasando por Saint Paul's Cathedral, antes de reencontrarnos con el grupo en el China Town para cenar e ir posteriormente al Soho.

St. Paul's Cathedral
St. Paul's Cathedral




Foto de Alfonso
La cena... 
Foto de Alfonso
El último día sólo quedaba una cosa más por visitar: Notting Hill. A pesar de que mi madre me dijo que buscara a Julia Roberts por ahí, no hubo éxito. Un cliché, lo sé. Pero gracias a ello es un barrio famoso.

Las callecitas de Notting Hill me parecieron adorables. Puertas de mil colores y estilo británico en toda la arquitectura. Eso sí, se notaba que era un barrio de gente con pasta, por lo general. Fuimos al mercado de Notting Hill, donde compramos nuestros últimos souvenirs y té (cómo no), pero había mil y una cosas más para comprar. Sobre todo, antigüedades. 




Al acabar de visitar en barrio, nos volvimos a dividir para comer. Al rato, nos encontraríamos en el hostal para recoger nuestras cosas y coger el bus de vuelta... :(

El lugar donde comimos también lo descubrimos gracias a Blanca, que había estado en su última visita también. Era un tailandés pero al estilo pub inglés. Su interior, sin embargo, era de lo más singular. Mil flores y plantas colgaban de todas partes en una sala, mil objetos vintage en otra, la iluminación era escasa pero sin cansar la vista, y, en general, tenía todo un toque bohemio muy singular. Hasta lo reomiendan en el Time Out. En fin, si visitáis Londres y queréis ver algo diferente, la dirección es 281 Portobello Sreet. 



Entre viajes y trabajos, estas semanas no he tenido mucho tiempo de publicar, es verdad. Ya estoy trabajando, sin embargo, en mis siguientes entradas de viajes hechos, que son Norte de Gales, Shewsbury y Dublín. ¡Espero poder publicar como mínimo una de ellas esta semana! (: